¡DÓNDE DEJÉ MIS LLAVES!, LA PREOCUPACION DE LA TERCERA EDAD



“El cerebro necesita ejercitarse para seguir sano”. B Dubois


Ya hemos hablado muchas veces de lo que ocurre con nuestro cuerpo en la tercera edad, y cómo con una buena alimentación, con ejercicio saludable y agradable, y sobre todo con una actitud positiva hacia la vida y lo que nos rodea, el envejecimiento traerá siempre más días positivos que negativos, más satisfacciones que contrariedades.

Pero hay algo que siempre preocupa cuando el tiempo pasa, todos hemos sentido esa inquietud que no se atreve a pronunciar su nombre cuando nuestra mente nos juega una mala pasada y no recordamos algo; la sombra de la enfermedad de Alzheimer surge como un fantasma que cobra vida por momentos en nuestra mente y nos aterra, aunque juremos lo contrario.

Te tengo buenas noticias, porque ciertamente puede existir esa enfermedad que aún se estudia sin encontrar bien un remedio adecuado y útil, pero en la mayoría de los casos, no es una enfermedad, es lo que se llama la Anosognosia.

La Anosognosia es lo que ocurre cuando te das cuenta de que algo no viene a tu mente, y te alarmas porque temes que tus celulitas grises ya estén en huelga.

¿Cómo se llama este amigo que estoy saludando?, ¿cuál era el nombre del maestro de secundaria que tanto nos enseñó?, recuerdo esa película que me conmovió porque tenía muy buenos actores, era de acción, sucedió en el norte de África, pero, ¿cómo se llamaban los actores?, ¿qué día es el cumpleaños de mi hermano?, cuando fui al viaje a Veracruz, ¿en dónde me hospedé?

¿Dónde dejé las llaves?, estoy seguro que estaban aquí; ¿dónde está ese libro que quería leer?, ¿dónde dejé mi cartera?; ¿a qué vine a mi recámara?, ¿qué fue lo que me encargó mi amigo? estoy seguro que aquí dejé mi teléfono, pero no lo encuentro.

Todas estas situaciones las podemos tener, y causan doble sobresalto, uno, porque no podemos recordar lo que tenemos que recordar, y otro, porque surge el miedo de estar perdiendo la memoria o algo peor.

La buena noticia acerca de la Anosognosia es que, por un lado, más de la mitad de los adultos de la tercera edad presentamos en algún momento esta situación, pero lo más importante es que, si estamos conscientes de que tenemos olvidos, no estamos enfermos, porque las personas que sí sufren de la enfermedad de Alzheimer no se dan cuenta que tienen olvidos ni se alarman por algo que no regresa a la memoria; en otras palabras “mientras más nos quejamos de la memoria, menos posibilidades tenemos de sufrir una enfermedad de la memoria en la tercera edad”.

O sea que la mayor parte de nosotros podemos ser “olvidadizos”, pero más frecuentemente “distraídos”, “aburridos”, y nuestra mente vaga hasta que ponemos atención y recuperamos eso que habíamos olvidado.

Y recuerda lo que he compartido contigo, la memoria, el cerebro y nuestras celulitas grises, requieren tanto ejercicio como nuestros huesos y nuestros músculos; ejercita tu cerebro con juegos de mesa, ajedrez, damas chinas, sudoku, rompecabezas, o algo como tocar un instrumento, leer en voz alta, cantar, etc., y por supuesto hacer contacto con tus gentes: familia, amigos, compañeros, eso renueva nuestro cuerpo y nuestro cerebro.

¿Dónde dejaste tus llaves?, no te preocupes, ya aparecerán.

Agradecemos al Dr. Rafael Álvarez Cordero, médico y articulista del diario EXCÉLSIOR de México, por su colaboración para ® Tercera Edad Digital


Iniciativa periodística web enfocada en el periodismo de servicio dirigida a las personas de la tercera edad y sus familias que necesitan información confiable y profesional acerca de la atención en salud y calidad de vida para el adulto mayor.

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