El público adulto mayor y las nuevas tecnologías. Cómo ha sido la cobertura informativa de la prensa digital hispana durante el Covid-19

Análisis de la cobertura informativa del uso de las tecnologías de la información y la comunicación por el adulto mayor, a través de los titulares de las piezas noticiosas en la prensa digital de habla hispana. Se monitorearon noticias publicadas en Internet con la ayuda de la herramienta de Alertas de Google. Durante los meses de enero a agosto del año 2020, se revisaron 695 alertas de noticias. La metodología es cuantitativa y cualitativa, de carácter exploratorio y documental y análisis no paramétrico, aplicada a 87 piezas informativas de 72 medios de comunicación digital en español. Uno de los resultados es la comprobación de que los medios digitales no difunden contenido noticioso sobre tecnología para el adulto mayor. Solo diez medios de comunicación registraron dos a tres notas informativas, la mitad de ellos corresponden a Argentina y Chile. Por tanto, los contenidos sobre tecnología no son un tema de actualidad para la prensa digital de habla hispana, por lo que se invisibiliza la importancia de la inclusión digital en beneficio de un envejecimiento activo para esta población.  

Desde la perspectiva de la alfabetización digital, fenómenos como la transformación digital o el incesante incremento de la población adulta mayor a nivel mundial, ha significado un periodo de retos y desafíos para todos. Más aún en el contexto de la pandemia del Covid-19 (2020 al 2022), especialmente para quienes con pocos saberes previos tuvieron que hacer de la internet su ecosistema de comunicación, de superación, de trabajo y de soporte.

El crecimiento exponencial del consumo de la internet y del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en miles de personas, las transformó de usuarias pasivas a consumidores activos de smartphones, tablets y computadoras (Kemp, 2021).

Según sostiene el Global Digital Overview Report 2021, (Hootsuite, 2021), los social media incrementaron su audiencia durante el año 2020 casi en medio billón más de usuarios, llegando a alcanzar la cifra de 4.2 billones de consumidores globales a comienzos del año 2021.

Como señala Kemp (2021), es notorio el incremento de una audiencia digital como la adulta mayor de 65 años, que ha despuntado rápidamente en el uso de la red social, principalmente de Facebook, en los últimos doce meses. De otro lado, el planeta vive un gran contexto de cambio a nivel demográfico.

Esto impacta en todos los países del mundo. Consecuencia de ello es que las expectativas de longevidad de la población son mucho más amplias hoy en día que hace cincuenta años. En América Latina, se ve países como Chile, Argentina o México, que se encuentran en una etapa avanzada moderada en el envejecimiento de su población (CEPAL, 2017).

La rapidez con que se incrementará el número de personas mayores de 60 años viene siendo de 3.5% entre los años 2017 hasta el 2030 según la proyección presentada durante la ‘Cuarta conferencia sobre Envejecimiento y derechos de las personas mayores’ de la Cepal (2017), este crecimiento tiene ya un impacto importante en la toma de decisiones de todo tipo de políticas y estrategias a nivel global.

Todo lo anterior evidencia la importancia y urgencia de dar visibilidad a los derechos humanos de las personas adultas mayores en cuanto al acceso a las tecnologías que les permita sostener un envejecimiento activo e inclusivo en sus vidas. Eso implica tener en cuenta sus libertades y vulnerabilidades, pero entendiendo a la vez, que siguen siendo miembros activos que contribuyen a la sociedad. (UNFPA, 2012).

La Convención Interamericana sobre la protección de los DD.HH. de las personas mayores de la Organización de Estados Americanos en el 2015, señala también que la promoción de la educación y de la formación de los adultos mayores, en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, ayuda a minimizar la brecha digital y a incrementar la integración social y comunitaria de las personas mayores.

Este derecho al disfrute de los beneficios del progreso científico y tecnológico implica poder compartir sus experiencias y conocimientos con otras generaciones. De este modo, se propicia su inclusión activa en el espacio digital, para asegurar un completo desarrollo de su envejecimiento saludable. (OEA, 2015).

Frente a ello, el derecho de los adultos mayores a mantenerse informados y visibilizados en una sociedad hiperconectada, no parece corresponder proporcionalmente con el crecimiento de esta población. Esto se percibe especialmente cuando se trata de conseguir estar informados sobre sus demandas en los medios de comunicación, ofreciéndose en cambio, un enfoque informativo de debilidad, con carencias y con medidas económicamente vulnerables (Antón & Fernández, 2017).

Como consecuencia de lo hasta ahora expuesto, puede comprobarse la relevancia del interés que los medios de comunicación deban tener sobre este grupo de la población. Sería el caso de la presencia clara de estos aspectos en la construcción de los relatos narrativos que se elaboran en torno a estas audiencias, (Aznar & Suay-Madrid, 2020) que no se corresponden proporcionalmente con la realidad.

El adulto mayor y las TIC

El contexto de la pandemia mundial ha demostrado que las tecnologías de la

información y la comunicación (TIC) han permitido acortar las distancias y vencer el aislamiento de miles de personas en el mundo. Las cifras que a este respecto establece el Global Digital Overview Report 2021, (Hootsuite, 2021) señalan que una de las razones por las que la gente se conecta a la Internet es encontrar información, siendo así en el 63% de los usuarios, así como para estar en contacto con amigos y con su familia, en un 56% entre las personas de entre 16 a 64 años de edad.

Si bien, no se incluye el rango de los adultos mayores de 65 años a más, esta referencia concuerda con el planteamiento que hacen las investigadoras Sobral y Sobral (2021). Ellas aportan datos acerca de las motivaciones que tienen los adultos mayores para establecer su relación con el uso de la internet y la tecnología.

Fundamentalmente, su uso se refiere a la necesidad de encontrarse con sus familiares y amigos, a través de las computadoras, con el uso del correo electrónico y de las redes sociales. Ante esta realidad, cabe señalar que las personas mayores también tienen la necesidad de aprender y de adquirir nuevos conocimientos tecnológicos de comunicación e información, aunque claramente deba ser de una forma diferente a la de los jóvenes.

En la misma línea, el planteamiento de Lee y Maher (2021), sitúa la importancia de la alfabetización tecnológica en los adultos mayores y de su capacidad potencial para el aprendizaje y para la adaptación a las nuevas tecnologías, “independientemente de su voluntad o no de comprometerse con la tecnología” (p. 1).

Esto se debe a que existe una demanda de adopción de estas personas para poder garantizar su calidad de vida, logrando un envejecimiento activo en sus vidas. De esta manera, es imprescindible definir el término de envejecimiento activo y saludable (OMS, 2015), como un proceso por el que se optimizan las oportunidades de bienestar mental, físico y social de las personas en su vejez a fin de poder participar como elementos activos en su comunidad.

El uso de las TIC para el bienestar y para la buena condición de vida de las personas adultas mayores, vendría a ser la consecución de una serie de acciones tomadas por los gobiernos y la sociedad en su conjunto. Esto pone en evidencia la importancia de alfabetizar e incluir a estas personas en el aprendizaje y en el uso de las herramientas tecnológicas que ayuden a su envejecimiento de calidad.

Sin embargo, pese a que existen iniciativas claras para el acceso a las TIC a nivel mundial, encontramos inequidades negativas en su uso, en cuanto al acercamiento y consumo. Esto impide una inclusión digital transversal en todas las edades y niveles socioeconómicos. Se trata de promover la apropiación de las TIC en los adultos mayores, a fin de que puedan convertirse en personas alfabetas digitales, capaces de acceder a la información y el conocimiento online, con plena autonomía y libertad (Vega y Quintero-Romero, 2019).

Por su parte, la investigación realizada por Campaña y Ortega (2020) sobre los factores determinantes en el uso de internet por el adulto mayor en España, destacan la importancia de proteger con políticas públicas, la vulnerabilidad en la que se puede encontrar este segmento de la población, frente al uso y acceso a los recursos en línea a medida que se incremente su conocimiento y acceso a internet.

Otra investigación relacionada al aprendizaje y con el uso de las tecnologías por los adultos mayores en Taiwán, desarrollada por Ellis et al., (2021), explora las motivaciones de aprendizaje de los mayores, en relación con el uso de computadoras y teléfonos inteligentes en los últimos años.

El estudio se desarrolla a través de la revisión de las actitudes, normas subjetivas y comportamientos motivados en su uso, así como en determinar en qué medida influyen las familias, los amigos o las redes de trabajo, para motivar su interés en querer usarlos. Una de las razones más importantes es que con el incremento del uso de las tecnologías, con la habilidad de la tecnología de resolver problemas, mejora la buena condición de vida de las personas de la tercera edad y los mantiene independientes, permitiéndoles compartir sus experiencias y mejorar el uso de la información que poseen, para así asegurar su adaptación e inclusión.

La investigación sobre la utilización de internet por la población adulta mayor en Polonia, elaborada por Dziuba et al. (2021) plantea si el uso de la internet depende de que los usuarios sean hombres o mujeres, y si el uso de esta disminuye a medida que llegan a una edad avanzada. El hallazgo descubierto es que en todos los casos se mantienen las mismas expectativas de tener habilidades para usar las computadoras o los teléfonos inteligentes a medida que se adquieren mayores conocimientos y se avanza en la edad.

Sin embargo, este estudio destaca el valor de que los programas gubernamentales respalden las actividades de educación que ayuden a eliminar ciertas barreras a las personas de este grupo etario. Tal como señala Cruz-Díaz (2015), las personas mayores no pueden quedar al margen del desarrollo de sus capacidades, de tal modo que solo puedan actuar como consumidores de medios, sino también que puedan ser capaces de producir y de crear contenidos digitales en la sociedad.

En tanto, la investigación de León-Latorre et al. (2020) hace relevante la importancia del empleo de las tecnologías de la comunicación en las personas adultas mayores, para el manejo de la soledad y del aislamiento que vive una alta parte de la población de personas adultas mayores.

Y resaltan que el escaso contacto entre sus pares y familiares, les configura un riesgo para la buena condición de vida y el envejecimiento activo dando origen a situaciones de aislamiento, debilitando sus condiciones sanitarias y limitando con ello su socialización. No obstante, resulta interesante el planteamiento de Knowles y Hanson (2018), quienes en sus investigaciones en Escocia observaron cierta reticencia en grupos de adultos mayores de 66 años. Estos adultos se resisten a integrarse activamente en el aprendizaje del uso de estas tecnologías al considerarlas innecesarias para su bienestar.

El adulto mayor en la cobertura informativa digital

En cuanto al trabajo de la prensa, de los medios de comunicación en general y de la cobertura informativa, el análisis de los contenidos que se difunden sobre los adultos mayores, refleja muy poco interés por hacer visible a este grupo humano, así como a sus necesidades de información que los ayude a mantenerse más autónomos e independientes.


Por tanto, el acercamiento a la Internet y al uso de las herramientas de las TIC son facilitadores de un envejecimiento saludable, porque permiten su integración en la sociedad de la información y ofrecen una ventana de entendimiento y acceso a la información, que, por diferentes motivos de accesibilidad física, los adultos mayores no pudieran tener.

Es habitual encontrar suficiente cobertura informativa, en las diferentes secciones de los medios de comunicación, tanto en su versión física como en su versión online, enfocada en la imagen del adulto mayor, como persona vulnerable, indefensa, proclive a la marginación y con problemáticas sobre su jubilación, con inadecuada atención para su salud o incluso con violencia y maltrato (Restrepo, 2017).

El tratamiento estereotipado de las personas mayores de 60 años, en el que se transmite su vulnerabilidad y deterioro por sus carencias sobre sus fortalezas y competencias, invisibiliza su pluralidad (Suay-Madrid, 2019).

La investigación de Antón y Fernández (2017) sobre la “tercera edad en los contenidos informativos de la prensa digital. Un estudio empírico de los encuadres noticiosos sobre las personas mayores de Castilla y León”, arroja evidencia al respecto cuando señala que “los periódicos ofrecen una realidad parcial de las personas mayores, utilizando unos encuadres que no reflejan el imparable crecimiento de la población mayor ni su heterogeneidad” (p. 3).

Por el contrario, la información sobre la buena condición de vida digna, saludable, inclusiva y activa del adulto mayor es casi invisible. Igualmente, hablar sobre la utilidad de la tecnología digital en beneficio de su mejora resulta escueta, muy escasa o casi nula en muchos medios de comunicación de Latinoamérica (Suay-Madrid, 2019).

Sin embargo, no deja de ser sustancial el punto de vista de Knowles & Hanson (2018), cuando señalan que aun habiendo mayores herramientas tecnológicas que pueden facilitar su buena condición de vida, son los adultos mayores los que se resisten a adaptar la tecnología a su vida diaria. 

La creciente usabilidad de las herramientas tecnológicas de comunicación e información se encuentra en su mayor expansión. Aunque existe al mismo tiempo un costo colateral que los medios de comunicación vienen asumiendo hace varios años, que es la transformación digital de sus redacciones. La cultura de la gratuidad de los contenidos ha generado que los medios se adapten a nuevos modelos de negocio para subsistir (Tejedor, 2020).

Aunque la coyuntura mediática tiene un peso para las redacciones, la realidad las obliga a reinventarse. Buscan ofrecer algún tipo de información mucho más asociada a las historias locales y cercanas, para que así impacten más directamente a públicos más específicos. Así la transformación convierte a los medios de comunicación generalistas en medios especializados temáticos (Tejedor, 2020).

En tal sentido, aunque los contenidos dirigidos a la tercera edad son pocos e incipientes, se podría entrever un concepto de información de servicio que en los años noventa María Diezhandino Nieto definió como ‘periodismo de servicio’ en el discurso periodístico (Diezhandino, 1993). Es decir, se trataría de configurar un periodismo que diese respuesta a las necesidades informativas propias de las circunstancias de esa audiencia. Con todo, aunque de manera dispersa, hoy va tomando ya forma en beneficio de este grupo etario.

Un ejemplo comparativo que señala Suay-Madrid (2019), en torno a las características propias de cada medio de comunicación, es el de los programas de radio especializados en España, que ofrecen un tratamiento inclusivo sobre las temáticas de la tercera edad, sin el peso de los estereotipos negativos que se encuentran en la prensa escrita o digital, mayormente en medios de América Latina. 

Se puede leer este artículo completo en este link:  https://revistas.uned.es/index.php/Tendencias/article/view/34263 

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